Láser de Holmio para hiperplasia benigna o adenoma de próstata (HOLEP)

Introducción

Las primeras experiencias en el tratamiento de la hiperplasia benigna o adenoma de próstata mediante láser datan de mediados de los años 80.

La enucleación o ablación del tejido prostático mediante láser de Holmio es una técnica relativamente nueva con la cual se han publicado excelentes resultados. El láser de Holmio opera a una longitud de onda de 2140 nm en modo pulsátil, con una duración de pulso de 250 microsegundos. El efecto es una ablación tisular superficial y una coagulación con una penetración de 3 a 4 mm, lo que posibilita la adecuada hemostasia (coagulación) de los vasos sanguíneos de hasta 1 mm de diámetro.

En la actualidad este tipo de láser se emplea a 60-80 W, como si se tratara de una auténtica resección de la próstata a través de un resectoscopio de 26 F modificado.

RTU de próstata y Litofragmentación con láser de Holmio
Figura 1 .- Operación de láser de holmio para próstata y litiasis vesical de forma simultánea (cortesía del Dr. Gómez Pascual. Hospital Quirón Málaga)

 

Técnica

La técnica consiste en la disección de la glándula hiperplásica mediante una fibra de láser con emisión directa en la punta, siguiendo el mismo plano quirúrgico que se diseca durante la cirugía a cielo abierto (Adenomectomía) o el que se pretende alcanzar durante una resección transuretral prostática.

Bajo visión directa y a través de un resectoscopio se inicia la intervención incidiendo bilateralmente el cuello vesical y el adenoma para definir los márgenes de resección y encontrar el plano de disección de la cara posterior de la uretra prostática. A continuación se enuclea el lóbulo medio o suelo prostático mediante movimientos laterales en forma de barrido de la fibra de láser. Una vez efectuada la disección de cada uno de los lóbulos de la próstata, éstos son empujados hacia el interior de la vejiga, donde permanecen hasta que se completa la ablación del tejido prostático. La operación finaliza fragmentando y aspirando los lóbulos que están en la vejiga con un instrumento diseñado para tal efecto (morcellator) o, en su defecto, con el asa del resector.

A pesar de que algunos autores han comunicado que la curva de aprendizaje es corta, su uso no se ha popularizado, ya sea por el evado coste inicial del equipamiento, por su difícil ejecución o por lo tedioso del procedimiento en casos de próstata de gran tamaño.

Ventajas

La gran ventaja del láser de holmio, igual que con la resección transuretral prostática, es la creación inmediata de una cavidad, lo que permite tratar próstatas de gran tamaño (100 a 200 g).

Debido al creciente interés por este procedimiento y a los excelentes resultados comunicados por algunos autores, exponemos las conclusiones de un reciente metaanálisis que resume toda la información disponible hasta el momento.

En cuanto a la seguridad, la tasa de transfusión en los períodos periooperatorio y postoperatorio fue menor en los procedimientos con láser de holmio, con un riesgo relativo del 0,2 y la cantidad de líquido irrigante empleada, como indicador del tiempo quirúrgico, fue mayor durante la intervención y menor en el postoperatorio para los procedimientos de ablación con láser de holmio. El tiempo quirúrgico con láser de holmio fue en general más largo, en ocasiones, con diferencias significativas. El tiempo medio de cateterismo, un buen indicador de la pérdida sanguínea, fue menor, entre 0,8 y 1,2 días menos, para el láser de holmio que para la resección transuretral prostática. Del mismo modo la duración media de la estancia hospitalaria fue significativamente más corta para la ablación con láser de holmio que para la resección transuretral prostática. Existe una mejoría significativa urodinámica tras la ablación con láser de holmio y, a los seis meses, los resultados son iguales a los de la resección transuretral. A los 12 meses no existe diferencia significativa en los flujos medios tras resección transuretral prostática o ablación con láser de holmio. Ambos procedimientos resultan en un descenso significativo del residuo posmiccional medio, si bien los datos al respecto son escasos en los estudios disponibles.

En cuanto a la mejoría sintomática, una vez más, los resultados de la ablación con láser de holmio son similares a los de la resección transuretral prostática, y se mantienen al año. Tampoco existen diferencias en la tasa de retención postoperatoria y en la incontinencia.

Los datos sobre la función sexual son poco consistentes debido al escaso número de estudios en que se evalúa, pero la tasa de eyaculación retrógrada y la mejoría o el deterioro de la función sexual son similares para ambos procedimientos.

Todavía es difícil comparar la durabilidad del nuevo procedimiento con la resección transuretral prostática debido al escaso seguimiento de la mayoría de los estudios. Al año, la tasa de reintervención es similar a la de la resección transuretral prostática, y solamente un estudio aleatorizado no demuestra diferencias significativas a los dos años.

Podemos resumir las ventajas del tratamiento mediante láser de Holmio en la disminución de la necesidad de transfusión sanguínea y de la estancia hospitalaria, y la práctica ausencia de síndrome de reabsorción.

Hiperplasia benigna